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Mismo teatro, Distinta Vetusta Morla

Actualizado: 30 abr 2019

-Rubèn Ortega-


“Para nosotros no hay concierto que no sea intenso” Pucho (vocalista de la banda)



Llegó la tarde del 12 de abril, marcado en el calendario como el regreso al Teatro Metropolitan de Vetusta Morla luego de 5 años. A esto hay que añadir el hecho de que se cumplen 10 años de su primera visita


Antes del show ya había intensidad, desde las 19:00 en punto un pitazo de salida permitió a los vendedores de mercancía colocarse afuera del teatro, y justo dos minutos después ya estaban voceando los productos que ofrecían.


La tercera llamada llegó a las bocinas del lugar a las 20:47, casi un cuarto de hora antes de lo anunciado en la publicidad. Y con unos remixes de canciones del nuevo disco y un juego de luces comenzó el espectáculo.


Las 20:54 fue la hora elegida para que salieran los seis integrantes de la célebre agrupación, los ruidos y aplausos llegaron justo a esa hora, con un poco de anticipo. Como si no hubieran tenido contratiempos para llegar a metro Juárez, y caminar al foro.


Sin más, comenzó la canción homónima de su más reciente álbum. “Mismo sitio, distinto lugar” antes de desatar euforia hizo un llamado a la nostalgia. Prosiguió “Deséame suerte” para dar comienzo al movimiento.


La rampa de lanzamiento a los saltos la tuvo “El discurso del rey”. Parece ser que los nervios se habían ido a casa al término de esta canción. Con viñetas de historieta y comicidad sonó “Palmeras en la Mancha”.


Se abrió paso a su disco anterior con la protesta, la violencia y la energía del “Golpe Maestro”, hombres corriendo en la pantalla y un Nos han dejado vivos capaz de encender al público con el contundente mensaje. Por fin, luego de más de 15 minutos intensos, El vocal de la banda saludó y habló de lo especial que era venir a México nuevamente.

Luego de divagar un poco con el saludo, Guillermo Galván (guitarrista y tecladista) comenzó a jugar con un Mi menor y un Si mayor que fueron preámbulo para escuchar “Maldita Dulzura”, la sensibilidad se podía ver y tocar en cada parte del teatro. “Cuarteles de Invierno” logró aumentar la emoción. Mientras las gargantas entonaban Fue tan largo el duelo que al final casi lo confundo con mi hogar las lágrimas de una joven que no dejaba de tocarse el pecho con las dos manos le seguían el ritmo.

“Copenhague” sirvió como homenaje a su primer disco que lleva por título “Un día en el mundo”. Casi sin cortar el ritmo, aceleraron un poco para tocar “Fuego”, con una poderosa interpretación, y con las luces todas naranjas, la banda era irreconocible.


El teatro parecía realmente incendiado ante el los bailes de los integrantes y de la gente. Para Vetusta Morla este teatro es un lugar cinematográfico, quizás se llevarían bien con Alfonso Cuarón.

“Guerra Civil” es el nudo de la historia narrada en Mismo Sitio, Distinto Lugar. Y de manera tensa fue interpretada, le siguió los pasos “La vieja escuela”, el homenaje a Bowie que fue nombrada la tercera mejor canción hispana para Billboard en 2017.


La energía crecía, pero para los de Madrid era necesario hacer una pausa. La pantalla negra ahora solo marcaba un 23/06. Una guitarra acústica quería salir al escenario, pero antes de dejarla pasar, los españoles tenían que invitar a cantar a su compatriota Leiva y la guitarra tuviera un comandante. Interpretaron el vals que lleva por nombre “23 de junio”.


Las baterías tuvieron un descanso, y en “Al respirar” vieron una atmósfera única que llevó casi al llanto al cantante, quien se dió tiempo de elogiar a la audiencia chilanga. Comenzó “Punto sin retorno”, los cantos arrebatados pero lentos le dieron ese toque de intimidad que faltaba a la noche de viernes.


Era momento para algo más, y los acordes de un Re sostenido menor comenzaron a sonar para la llegada de “Mapas”. Pucho desapareció del escenario, y entre la gente comenzó a correr, recibir playeras, bailar sobre butacas y de alguna manera jugar a evitar a los de seguridad para acercarse a la gente. Luego de la expectación y del regreso del vocalista al escenario, el público recordó que podía saltar, o tal vez fue la inercia, pero por un momento se sentía temblar el Teatro.

Las canciones del primer disco volvieron al protagonismo, y una electrónica de “Sálvese quien pueda” más una salvaje interpretación de “Valiente” hicieron llamado al sudor, al calor humano, a la gente tropezando de manera chusca contra sus butacas y a los bailes rápidos y con un estilo involuntario. Ya estaban entregados a la banda. El teatro parecía mostrarles cuánto los había extrañado, ya que no hubo falla alguna y a pesar de las volcaduras de volumen nada salió de control.


Cerraron bailando aún más, David el “Indio” (Baterista) salió de su instrumento para bailar al ritmo de la caja que emulaba el sonido de “Te lo digo a ti”. El público saltaba y pequeñas figuras de empujones se podían observar entre los espacios de las filas principales. Cerraron con “Fiesta Mayor” como si pudiera complementar algo más a lo que fue el título de la canción en paralelo con la gente.


Regresaron al escenario, Guillermo Galván se sentó en el piano y comenzaron los acordes de “Consejo de Sabios”, la canción más escuchada de su más reciente disco. La tensión generada en la letra, los acordes y en general el producto musical hizo volver al llanto de los seguidores que colapsaron cuando comenzó la guerra de audiovisuales y gritos de Pucho.


Luego de narrar un pequeño pedazo de su historia que va más allá de 10 años, una serie de agradecimiento a los hombres que trabajan tras bambalinas para que todo Vetusta sea Vetusta, arrancó “El hombre del saco”. Con palos de madera, energía y ruidos que hacía Juan Manuel Latorre en la otra guitarra el Metropolitan tembló por última vez en la noche.


Toda la noche se redujo al piano en clean tocando un Mi. Desbaratado, austero, pero con una línea especial que hace saber a la audiencia que llegaba el final, que se cerraba la noche con “Los días raros”. Todos corearon, hasta los que no conocían la canción, El cierre fue una serie de golpes intensos, como si un boxeador tuviera ritmo de verdad. Pero reduzcamos cualquier metáfora a la intensidad de un lazo bailando en un ventilador.


Se despidieron y aseguraron regresar lo antes posible. Tal momento es complicado de describir, pero un fanático de la banda que pasaba al lado mío lo dijo claro a su aparente novia: “Me encantaría que tocaran más, pero ya no puede ser más perfecto”.Luego de 13 días en México, Vetusta morla regresará a los escenarios a mitad de año para tocar en su natal España en varios festivales.

 
 
 

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