La colisión de las propuestas independientes en el Festival Escena 2019

-Rubèn Ortega-

Fotos: Yahir Molina

Seis horas consecutivas de música, emociones, luces y diversidad abordaron el escenario del Foro Indie Rocks en una tarde noche del domingo

Desde las 4:00 PM comenzaron a llegar las personas a la festividad, llegaban de a poco, algunos se veían muy entusiasmados por entrar al inmueble.

“Es ese paso que quería que dieran esos vatos. Por fin van a poder tocar en un lugar así de grande” decía un fiel seguidor de una banda que la sonrisa le comía la cara mientras le platicaba a su acompañante.

A las 5 en punto comenzó el sonido que retumba en las casas vecinas de la colonia Roma. El foro se veía imponente como siempre y un acelerado Blutwein sonó con furia.

Se llenaba de a poco el lugar mientras sus overdrive y sus poderosas letras le rompían la cara a la gente como detalle de bienvenida al lugar.

Cerca de las seis de la tarde un ambiente más colorido salió a escena. Se presentó un hombre de estatura baja, con chamarra roja y un carisma que había sacado sonrisas sin haber tocado una sola nota. “Somos Cardenal, venimos desde Mérida”, agradeció al público por asistir a verlo y comenzó su show.

Entre luces, bailes y un animado Indie Rocks, Cardenal fue testigo de un público entregado que bailó sus canciones de inicio a fin.

Llegó la hora para los headliners del cartel. Hey Moetz y sus fuertes guitarras con ritmos entretenidos hicieron que la tarde de domingo pareciera viernes en la noche. Fueron sus solos y su actitud lo que volvió memorable aquellos 40 minutos de show.

Aprovecharon para agradecer a sus “acarreados” y reír un buen rato, además de mostrar su nueva música y su propuesta sobre todo interesante. Sus arreglos llenos de reverb y sus ritmos son la peculiaridad inicial de esta triplets de jóvenes que se dieron el lujo de sonar potentes sin llevar bajo.

No hubo mucho tiempo entre su salida y la llegada de la siguiente Banda. Directo del oriente del Estado de México, salieron Los Malditos Dandys. Camisas verdes, pantalones blancos, solos de guitarra y pasos de baile fueron los ingredientes de su presentación. Sin duda el momento más bailable de la noche.

Entre gritos y dinámicas aprovecharon para presentar su proyecto y hablar acerca de ellos, un grupo de buenos amigos haciendo música y disfrutando la alegría de trabajar en equipo.

Ya eran las 7:30, la atmósfera se llenó de colores y salió Andrómeda para hacernos viajar con sus canciones. Unos seres misteriosos y sus coros pegajosos llevaron la energía del público a otro sitio, uno que apenas se daba a conocer y lo hace con contundencia.

Directo de Estados Unidos llegó otra propuesta, una que incluía una dinámica entre sintetizadores y distorsión. Era Kisspanic haciendo lo suyo. Interpretaron canciones en inglés y en español, habían solos de bajo y no quedó ninguna duda de su poderío en el escenario.

Siguió la noche con Mink y Bluehost, el festival terminó de a poco y mientras la oscuridad abrazaba al inmueble se cumplió una noche en la que los que brillaron fueron los emergentes, los artistas nuevos e independientes que han sabido moverse al ritmo del Indie Rocks.