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El hip-hop entra al Lunario de distintas formas: Los Petit Fellas y The Guadaloops

-Daniel Rito- Fotos x Alinne Juárez

Sábado 26 de Octubre había quedado marcada en el calendario de muchos que con ansias esperaban el show que el grupo mexicano The Guadaloops y el grupo colombiano de Los PetitFellas darían en uno de los recintos que se ha abierto para nuevas generaciones de artistas. Un evento intimo con estos dos grupos esperaba, desde aquellos que habían adquirido el pase al Meet&Greet hasta los que solo estarían en la zona general disfrutando del show.



Como casi siempre y muchos eventos nos han acostumbrado, el horario planeado fue desfasándose por diversas cuestiones, la primera era que la convivencia que Tino, Fermín, Mezcalibur, Bernie y Sami se había extendido media hora. La fila de gente que tenía un buen rato esperando comenzó a ingresar y el Lunario parecía no prometer mucho. Algunos en el bar, otros sentados y quienes ganaron lugar hasta el frente de la valla vieron la apertura que el guatemalteco Kontra Marin dio, muchos tal vez no cargaban una expectativa sobre este muchacho sin embargo la energía que entregó fue suficiente para sorprender a la multitud.


Durante el primer acto y la espera del segundo una cantidad de gente bastante considerable arribaba para disfrutar de uno de los shows estelares: los PetitFellas. Se realizaba la instalación de instrumentos cuando el grito de “¡Fellas!” salía de la voz de una chica y a su vez muchos asistentes se lo contestaban. Muchos tenemos la experiencia de que una banda tiene cierto feeling al escucharlos en nuestros audífonos y este mismo cambia al verlos en vivo, los Petit son un ejemplo muy claro ya que podrán tener estos tintes de jazz con hip-hop que los caracteriza en sus materiales, pero en un show presencial se vuelve hasta una experiencia catártica en la cual liberas emociones al ritmo de sintetizadores y un flow tremendo. La resta de emociones cae en todos lados, llegando hasta la mención de los acontecimientos sociopolíticos que se viven a nivel mundial. Nico tiene mucha razón “El mundo está en llamas”.



Sorprendía ver la cantidad de gente que se diferenció desde que se apagaron y se encendieron las luces de nuevo después del acto de la agrupación colombiana. Faltaba un acto, esperado por unos y no tanto por otros. He aquí donde el fallo en los horarios se notó aún más ya que media hora se atrasaba lo planeado, esto dio la oportunidad de que algunos fueran por una cerveza, otros a comprar merch y que la zona de fumar al frente del lunario estuviera un poco concurrida. 10:30 de la noche en punto, en las pantallas un fondo naranja de veía adornado por el logo de The Guadaloops, los miembros empezaron a salir y comenzó a escucharse una base de guitarra a la cual Fermín le hizo compañía con los primeros versos de “La Teoría de la Felicidad”, tema más reciente de la banda que daba oportunidad a este show y con el que nos anunciaron su siguiente disco. Entre ovaciones y gente cantando aparece en el escenario Tino el Pingüino con sus bailes extravagantes en los cuales se puede ver como disfruta el ritmo. De aquí, solo nos faltaba la recta final de la noche, perfecta para un sábado con un clima lluvioso. El notable estilo de The Guadaloops genera una vibra interesante en los seres porque, a pesar de tener un aurea chill perfecta para momentos de relajación no te permite quedarte simplemente parado, realmente su música te hace mover al ritmo de una base de Mezcalibur o de la guitarra de Fermín.



El público de aquella noche en el Lunario demostró que no importa la cantidad de gente que vaya, sino la forma en como los tocas con tu arte. En su caso, desde Kontra Marin, pasando por Los PetitFellas hasta llegar a The Guadaloops tocaron las fibras de la gente, no con un foro a reventar pero con una energía incomparable que incluso no se ve en eventos más grandes.


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