Celso, la voz de Latinoamerica unida
- Secuencias mx
- 21 ago 2019
- 2 Min. de lectura
Ricardo Escobedo
Cuando leí que Celso había muerto me encontré a mi yo de 15 años en la sala de mi casa escuchando desde mi iPod rolas como “La Piragua”, “Oye”, “Mira, mira”, en fin, los clásicos de Celso Piña. Y es que para un morrillo desubicado, buscando su lugar en el mundo, con raíces en el rock, ska y punk bebé, encontrar un personaje que era pionero en fusionar cumbias con música de Julieta Venegas, Natalia Lafourcade, Pato Machete, los Café Tacvba o los Aterciopelados; era expandir el concepto que yo tenía de la música, poder quitarme el estereotipo de que la cumbia solo era para las fiestas de XV años.

Celso y su inseparable acordeón me llevaron de la mano a universos sonoros que rebasaron las fronteras imaginarias que tenía. Yo, así como muchos latinos hermanos y personas de todo el mundo (también hermanas) llevaremos las notas de su revolucionaria alegría en nuestras ánimas.
Piña, mexicano de nacimiento y corazón, tenía 66 años y estaba en Monterrey el 21 de agosto de 2019 cuando sufrió un infarto. Según cuentan, se dio a conocer en los 80's, cuando su padre le regaló su primer acordeón, perteneció a la banda Ronda Bogotá, para luego hacerse su proyecto solista y recorrer el mundo con su música.
Tal fue su impacto que en 2012, el director de cine Alfredo Marrón Santander, realizó un documental producido por Canal Once en la que proyecta la influencia que su barrio natal tuvo en su música y como Celso dejó huella en la gente con la que creció. También musicalizó películas como Babel de Iñárritu, Vivir Mata de Nicolás Echeverría o Cumbia Callejera de Rene U. Villareal.
El Rebelde del Acordeón puso a bailar a todo el mundo con sus cumbiones, incluyendo a Gabriel García Márquez. Nunca le tuvo miedo a la música ni a vivirla como lo que es, una bella dama que se presenta para convertirse en tu amiga y para mostrarte las virtudes de la existencia, los deliciosos ritmos de la danza y el dulzor de las lágrimas acompañadas de un buen tequila.
¡Viva Celso Piña! ¡Viva el Rebelde del Acordeón! Gracias por tanto, perdón por tan poco. (yo te debo un montón)
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