El infiltrado en el KKK: ¿Racismo o Ficción?
- Secuencias mx
- 21 ene 2019
- 3 Min. de lectura
-Verónica de la Mora-
La pregunta que hace Spike Lee a Estados Unidos es clara: Estamos en 2018, ¿Por qué sigue el racismo en su país en pleno siglo XXI?

Spike Lee puede resultar un director desconocido para muchos, y no los culpo, Lee no ha realizado muchas películas que hayan logrado entrar en el radar de blockbuster, sin contar por tres éxitos como: Malcolm X, El plan perfecto y La Última Noche. A pesar de no realizar grandes producciones taquilleras y optar por cine independiente, podemos rescatar la labor del director llevando a las pantallas de cine problemáticas de la sociedad americana como el racismo y el crimen urbano desde principios de los 2000’s.
El infiltrado en el KKK nos lleva a finales de la década de los 70’s, relata la historia de un agente encubierto de Colorado Springs en 1978 que logra contactarse con miembros del Ku Klux Klan y para dar comienzo a una investigación que tiene como objetivo desmantelar a la organización desde dentro.
El único detalle que encuentra el agente Ron Stallworth es ser afroamericano y necesitar un doble “blanco” que se haga pasar por él en las reuniones de los supremacistas blancos. Basada en hechos jodidamente reales, BlacKkKlansman o El infiltrado en el KKK, resulta ser una película que es un Must-See para todos los interesados en los conflictos raciales en Estados Unidos y en la historia contemporánea de este país; llevando al espectador a una crítica y reflexión sobre lo que está aconteciendo con la sociedad de uno de los países más importantes en el orden mundial.
A lo largo de 90 minutos tenemos una sátira agridulce de los dramas policiacos de la época así como una historia original, dando pequeños guiños al acontecer actual del mundo ya sea con referencias a O.J Simpson o un candidato a la presidencia que apoya ideas de grupos de ultraderecha por el que sería estúpido votar, ya saben de quien estoy hablando. Todo este espectáculo montado por Lee concluye con un “gancho” a la audiencia mostrando imágenes de los últimos ataques a la comunidad afroamericana en Charlottesville, Virginia en agosto de 2017. Es increíble como una sala de cine se puede quedar en silencio observando una bandera de Estados Unidos de cabeza perderse en la dualidad blanco y negro que en tono irónico deja entrever las cicatrices de una comunidad castigada.
John David Washington, Adam Driver y Laura Harrier logran capturar el sentimiento de inconformidad, impotencia y lucha con toques de ironía y comedia bien equilibrados en la cinta. Como un punto en contra, podemos considerar que hay escenas donde los personajes son planos y se rompe el ritmo que crea el director. De mismo modo, la película puede pecar de ser lenta en algunos momentos, el orden de los acontecimientos es continuo pero por cuestiones de la cinta, un hecho puede durar más de lo esperado.
Otro punto a retomar, la ambientación y escenarios donde nos presentan la historia son bien ejecutados, podemos estar en un evento de iniciación del KKK y en otro momento encontrarnos en un bar con música disco cantando, las tonalidades cálidas en los escenarios donde se desenvuelven los personajes afroamericanos hace un buen contraste con los tonos fríos y apagados de los integrantes del KKK. Los planos y movimientos de cámara con los que juegan renuevan cada escena alejándose de la monotonía.
Un elemento a destacar en la película es el soundtrack. Este elemento logra mantener el tono sobrio de la cinta, pero, en los momentos indicados el sarcasmo en el score entra en las escenas de acción. Y claro, una cinta de los 70’s no se puede quedar sin música de la época, con banda sonora de los Cornelius Brothers & Sister Rose hasta Prince, tenemos una atmosfera que nos adentra tanto al filme como al tiempo planteado.
El infiltrado en el KKK logra capturar al espectador siendo un filme que retrata un tema que toca fibras sensibles en la sociedad estadounidense en un tono irónico que en todo momento mantiene su sentido de crítica. La historia del agente Ron Stallworth y su operación para tirar una división del Ku Klux Klan resulta ser cautivante y atrapa por tener un toque fresco y atrevido. A pesar de ser un buen filme podemos resaltar que hay escenas en las que se pierde el ritmo del filme, perdiendo el vínculo creado entre público-director.
Como una sociedad “ajena” a los problemas planteados por el director, es importante rescatar y apreciar cómo nos reflejamos con nuestros vecinos del norte. Los mexicanos no tenemos negros, latinos o asiáticos como problemas, pero en las calles de la ciudad no podemos dejar pasar que indígenas e inmigrantes sufren de racismo y discriminación por parte de nuestra sociedad. No tenemos un KKK o grupos en contra de nosotros, ¿Será por qué no necesitamos de una institución para generar el mismo repudio a nuestra gente?
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